Ser psicóloga del deporte en un equipo profesional de baloncesto

 

Mi primera experiencia como psicóloga deportiva. Mi primera experiencia en el baloncesto. Mi primera experiencia en el deporte profesional. Mi primera experiencia en un cuerpo técnico muy experimentado con un entrenador que además es especialista en Psicología del Deporte.

Un entrenador que me dio toda su confianzaYo esperando que me guiase un poco, él dándome la máxima libertad, hasta el extremo de permitirme realizar una charla en el vestuario con sus jugadoras en la segunda semana de la temporada. Creo que se podría imaginar cómo me sentía yo, ¿no? Me sentía, por decirlo suavemente, un poquito perdida.

Un compañero de la universidad -que después de su carrera académica arrancó su vida profesional en un puesto de trabajo con el que otros sueñan la vida entera- me dijo un día: «Si te piden que hagas algo, diles siempre que sí, que los harás, aunque no tengas la más mínima confianza en tu capacidad para hacerlo. Si tardas una semana en terminarlo mientras alguien con más experiencia y conocimiento lo haría en una tarde, no pasa nada. Al final puedes mostrar a tu jefe, a tus compañeros, y sobre todo a ti mismo, que sí puedes».

Con esa valiosa conversación en mente comencé: pasé horas leyendo sobre baloncesto, vi vídeos tutoriales, presencié entrenamientos y partidos, pedí ayuda a mis compañeros psicólogos, incluso pedí consejo a una amiga jugadora de baloncesto. Poco a poco fui diseñando charlas, dinámicas y otras acciones que yo, novata en el mundo del baloncesto y en el mundo profesional de la Psicología del Deporte, podría aportar.

Antes de revelar cómo evolucionó esta aventura, me gustaría compartir otra cosa que me ayudó a desarrollar mi autoconfianza. En el primer partido en el que estuve, los árbitros expulsaron al entrenador. Después de mi primer pensamiento – que fue algo así como: «madre mía, en qué espectáculo me he metido?!»-, y sin entrar en quién tuvo la razón en esa ocasión concreta, tomé conciencia de que nadie es perfecto y todos cometemos errores, y esto me sirvió y sigue sirviéndome bastante.

Desde el inicio de la temporada hasta ahora han pasado ochos meses. Ya se ha acabado la liga, estamos en el periodo poscompetición. Ha sido una temporada maravillosa, con sus picos y bajones, pero maravillosa porque tuve la oportunidad de formar parte de la Liga Femenina 2. Tuve la oportunidad de ver cómo viven las jugadoras, los entrenadores, los aficionados y todos los demás en ese entorno la vida deportiva del baloncesto. Cómo se viven los partidos en casa y fuera, las victorias, las derrotas, los entrenamientos, los refuerzos, las broncas, las lesiones, los ánimos, el constante esfuerzo en los momentos difíciles y bonitos. Y además tuve la oportunidad, y creo que supe aprovecharla, de aportar mi grano de arena, cada vez con más confianza en mí misma.

Sesiones individuales, charlas grupales, debates, dinámicas e incluso una intervención de magia en colaboración con mi querido Arturo Velasco, de quien y con quien he aprendido tanto.

Me parece importante destacar que todo esto no habría sido posible si el equipo no aceptase mi presencia como lo hizo, siempre con los brazos abiertos.

En definitiva, ¿cómo he experimentado el ser psicóloga del deporte en un equipo de baloncesto de la Liga Femenina 2? Pues muy sencillo: ha sido genial. Un gran aprendizaje. Creo que al final uno de los mayores retos ha sido centrarme en la parte mental del juego sin confundir mi papel de psicóloga con el de aficionada condicionada por la excitación de los partidos.

Ha sido un entrenamiento psicológico personal: he logrado objetivos, he superado retos, he hecho muchas cosas para las que no me sentí capacitada al inicio de la temporada. He ganado una lucha con la mente, porque he podido cambiar el «no soy capaz» por el «si puedo» (resulta que la psicología que se aplica al deporte también es aplicable a la vida laboral, y a cualquier reto personal). Estoy bastante orgullosa de mí misma. Pero sobre todo estoy muy orgullosa de las jugadoras del equipo Kemegal Cortegada, de todos los que a su alrededor han desempeñado importantes papeles, y más que nadie del entrenador y mi maestro Rubén Domínguez. Gracias por todo, por compartir vuestro mundo «baloncestero» conmigo.

«Hay tres pautas básicas: tomarse en serio las cosas que uno hace, dedicarse en cuerpo y alma a lograr el objetivo que uno se ha impuesto, y convencerse de que lo importante en la vida es terminar lo que se empieza. Podrás hacerlo mejor o peor, pero lo importante es terminar»

                                                                                                   – Josef Ajram

Katja, Ami y Salo

Katja Cardol

Psicóloga Deportiva UPCD-Libredon y Kemegal Cortegada

Anuncio publicitario

Un comentario sobre “Ser psicóloga del deporte en un equipo profesional de baloncesto

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s