Cuando en agosto pasado se puso en marcha esta página, una de las primeras entradas trató sobre la importancia de la pretemporada. Hoy, algunos meses después, hablamos de un tiempo muy importante: la postemporada.
Por desgracia, esta etapa fundamental en la trayectoria de un deportista es bastante inusual y desconocida. La mayoría de los equipos terminan la temporada y parece que se acabo todo. Piensan en cómo han terminado y qué harán la próxima temporada, y se ponen a trabajar en ella: presupuestos, negociaciones, fichajes, etc. Desde mi punto de vista se olvidan de lo más importante, seguir trabajando con sus deportistas.
Los clubes se escudan en la falta de presupuesto y dejan irse a sus casas a deportistas que le interesan confiando en que volverán, al menos, como se van. Craso error, no puedes esperar que las cosas ocurran, debes provocar que sucedan.
La postemporada es una época fantástica para la mejora del deportista. No hay partido cada fin de semana, con lo cual no hay evaluación, ni estadísticas, ni clasificación. Sólo está la pista, los balones, los deportistas y los entrenadores; haciendo lo que más les gusta: practicar su deporte.
La etapa más productiva para el desarrollo del talento simplemente no se utiliza en muchos casos. La mayoría de las competiciones han terminado para muchos de los deportistas de deportes grupales o de equipo y se van de vacaciones, sin destino deportivo fijo y abocados a una espera interminable, hasta que una llamada facilita el nuevo lugar o la continuidad. Esta situación no hace fácil que esos deportistas se centren en entrenar y mejorar, ya que la inseguridad y incertidumbre sobre su futuro no son facilitadores de la motivación para centrarse en entrenar y desarrollar sus habilidades.
Con todo esto, la postemporada es vital para conseguir algunos de los siguientes objetivos:
– Mejorar aspectos técnicos del juego.
– Desarrollar, fortalecer y mejorar aspectos físicos.
– Mejorar la táctica individual y la toma de decisiones.
– Entrenar por y para el deportista.
– Recuperar la confianza en habilidades deportivas dañadas por la rigurosidad de la competición.
– Desarrollar, mejorar y pulir las habilidades mentales.
Es una etapa fantástica para que el jugador reflexione sobre el deportista que es en ese momento y el que quiere ser en su futuro mas inmediato, y hacer algo para realizar este tránsito hacia su mejor versión.
Los inconvenientes que dificultan el aprovechamiento de esta etapa son los mismos para todos: jugadores, entrenadores y clubes; tal vez la solución también está en todos y debemos seguir progresando en la calidad y la cantidad de los entrenamientos de esta etapa para seguir mejorando nuestro baloncesto.
Mientras espero a que los demás se unan seguiremos entrenando, que es lo que más nos gusta.
Porque la realidad es que a los deportistas les estimula y les ayuda el practicar su deporte con el único fin de mejorar para ellos.
¿Quién no está dispuesto a hacer algo que le apasiona?
Rubén Domínguez