En mi experiencia como entrenador, cada temporada refrenda que un entrenador nunca deja de aprender.
Con el partido de este sábado en Badajoz se termina el año para el AD Cortegada y con esta victoria cerramos una etapa que nos ha probado en varias ocasiones.
La pretemporada nos planteó la primera prueba, conocer que Blanca Millán solo podía jugar con nosotr@s en ese periodo. Cuando construyes un equipo, buscas jugadoras que sean compatibles y que formen un gran cesto. Nuestro cesto en esta ocasión se quedó sin una pieza importante.
La primera prueba fue conseguir ser competitiv@s y sobreponernos a esta dificultad.
Es un mal inicio empezar una temporada con un 0-5, aunque en este caso lo es sin duda en resultados no creo que así sea en cuanto a juego. El equipo compitió cada partido con los mejores rivales de la categoría y sólo fue tumbado en los últimos segundos. Y me tocó aprender de una situación que creo que no había vivido desde mi primera temporada como entrenador jefe de un equipo, perder cinco partidos seguidos. Les confesaré que he aprendido mucho, aunque no lo pueda aconsejar a nadie. Conseguir creer en la propuesta, transmitirlo así cada día, aportar más recursos si se puede a las jugadoras para ayudarlas a sentirse más seguras y aumentar su autoconfianza y la confianza en el resto del equipo.
Con todo cuesta arriba, dimos la primera muestra de reacción. Después de un viaje de 12 horas a Zaragoza, el equipo dio un paso hacia delante y pudo conseguir su primera victoria de la temporada rebelándose ante la situación que vivía y demostrando que no iba a bajar la cabeza ante nadie.
Pero en ese momento no se produjo el despertar definitivo, sino que tuvieron que pasar dos partidos más, en la visita de Cáceres, para dar un golpe de confianza sobre la mesa y rebelarse ante la situación de dificultad que el equipo estaba viviendo. Ganar al líder imbatido siempre es difícil, y cuando llevas una victoria y siete derrotas se te exige jugar con el máximo esfuerzo y motivación para lograr doblegar a un equipo intratable hasta la fecha, y que sigue sin perder desde la jornada que incó la pierna en Fontecarmoa.
Todo el buen trabajo realizado hasta ese momento cuajó: el estado físico, la táctica, el acierto y la fortaleza mental para no caerse cuando mas difícil esta todo, desencadenó una racha de 4 victorias seguidas que nos permite despedir el año con una sonrisa, la satisfacción y el orgullo de ver un equipo de baloncesto mantenerse unido ante los problemas: la falta de acierto y la falta de refuerzo que dan las victorias, añadido a las dudas y malestar que generan las derrotas.
Cuando ahora el equipo da muestras de consistencia ganando los dos últimos partidos jugados fuera de casa en finales apretados, el refuerzo y la confianza que dan las victorias nos permite seguir creciendo y creyendo firmemente en nuestro trabajo.
Ahora sólo nos queda descansar, para en una semana volver a entrenar, a disfrutar, a crecer y a creer en un sueño.
Quién sabe lo que nos deparará el año 2016, lo que es seguro es que nos sentiremos orgullosos de este equipo por no rendirse nunca y enseñarnos cada día a seguir disfrutando e ilusionándonos con el baloncesto.
Feliz Navidad a todos y un deseo compartido para el 2016: que sigamos persiguiendo tod@s nuestros sueños y alargando la racha de victorias.
Rubén Domínguez