Los meses han transcurrido como siempre durante una temporada, cada día es largo, trabajado, con innumerables cuestiones que tratar y sobre todo con la necesidad de aprovechar al máximo cada minuto de trabajo, del entrenamiento y de los duros viajes para conseguir alcanzar nuestro máximo rendimiento. Esa sensación de días largos contrasta con la de darnos cuenta que ya ha pasado la mitad de la temporada y prácticamente parece que comenzó ayer el camino.
Es un buen momento para analizar dónde estamos, cómo hemos llegado hasta este punto, cuáñes son nuestras fortalezas y cuáles son nuestras debilidades, centrarnos en nuestras necesidades y retomar, reconducir y redifinir nuestros objetivos para seguir avanzando y conseguir mejorar nuestra performance en esta dura, agitada y seguro que espectacular oportunidad de mejora personal y profesional.
Hacer un análisis de la situación actual, buscar las dificultades que más han influido en nuestro rendimiento, señalar las fortalezas que ha tenido el equipo para ponerlas en valor y conseguir indicadores fiables que nos permitan hacer una reflexión, basada en datos objetivos y no en impresiones, sensaciones u opiniones siempre cargadas de subjetividad, fruto de la situación que estemos viviendo, sea buena o sea peor.
Como resultado de este análisis de lo que ha ocurrido hasta ahora y de los objetivos que nos hayamos planteado al principio de la temporada, tendremos que valorar si debemos modificar los que teníamos, para poder ajustar, adaptar y comprometernos con los nuevos objetivos. Es fundamental que el equipo sea parte de este análisis y que entre todos ayuden a reestablecer estos objetivos, ya que esto favorece la implicación y el compromiso de todos sus miembros en la persecución y la consecución de esos objetivos.
Otro aspecto clave es evaluar cómo ha evolucionado la comunicación dentro del equipo, qué resistencias se han ido generando, cómo ha cambiado y cómo debería ser en este momento. A partir de este análisis deberíamos establecer un plan para mejorar los aspectos que se hayan visto limitados con el paso del tiempo y favorecer los mecanismos de comunicación que el equipo necesita para su buen funcionamiento.
Analizar constantemente lo que hacemos, trabajar con buenos objetivos que nos acerquen y nos lleven a donde queremos, trabajar constantemente en mantener activos y abiertos los canales de comunicación.
Ser exigentes y ambiciosos disfrutando de cada día. Ánimo y mucha suerte en la segunda vuelta.
Rubén Domínguez