Mi ejercicio favorito como entrenador: Pensar.

Este artículo fue publicado en Tiro Libre http://wp.me/p7hmxz-B1. Ahora lo incluyo en mi blog.

Cuando nuestros amigos de Tiro Libre me comentaron la posibilidad de colaborar con su blog la primera vez, les comente que con dificultad era capaz de escribir algo regularmente para el mío y que lo intentaría. Algún tiempo después me comentaron si podía preparar algo para esta serie dedicada a los ejercicios de baloncesto que más gustan, entonces me hizo pensar que aun no había escrito nada para compartir con ellos y dediqué un rato a reflexionar sobre la idea o el concepto de ejercicio.

Voy a intentar resumir el resultado de dicha reflexión, lo primero que pensé es que cuando comienzas a entrenar buscas ejercicios para integrar en tus rutinas de entrenamiento, copias todo aquello que te gusta y que crees que sirve para algo, y, posiblemente, algunas cosas luego al probarlas ves que no sirven para lo que tu querrías e incluso son una perdida de tiempo. Hace muchos años que esa visión del entrenamiento ha dejado de ser interesante para mi como entrenador. Raramente anoto al ver un entrenamiento un ejercicio, dedico toda mi atención a entender que es lo que busca el entrenador y que hace para que eso ocurra.

La visión que creo que enriquece nuestro baloncesto como entrenadores debe ser otra, algo diferente a la inicial de ejercicio, debemos centrarnos en las siguientes preguntas: ¿qué objetivo tengo en el entrenamiento?, ¿cómo voy a conseguirlo?, ¿cómo voy a solucionar las dificultades que puedan aparecer?, ¿cuáles son las claves para conseguir nuestro objetivo? para luego diseñar una tarea que facilite y consiga lo que buscamos, e, incluso, modificar o cambiar sobre la marcha un matiz o una parte de la tarea que facilite lograr el objetivo. El ejercicio no es lo importante, el objetivo que queremos conseguir si.

Este cambio de paradigma hace que el ejercicio pierda interés, que los contenidos que queremos desarrollar en función del objetivo se conviertan en lo prioritario para el entrenador, y es, en ese momento, cuando entrenar pasa de ser hacer ejercicios a un algo similar a un arte, donde un director busca que todos los componentes de la orquesta toquen afinados el tema, lleven el mismo timing, parezcan acompasados a cada acción, a cada movimiento, como un grupo de baile totalmente coordinado, donde una acción de un jugador provoca automáticamente otras perfectamente acompasadas que facilitan el orden perfecto para conseguir el objetivo último meter o que no te metan canasta.

Con el paso de los años vas elimando ejercicios de tu repertorio y comprendiendo que finalmente es más importante que las diferentes  partes del entrenamiento tengan tareas que permitan interiorizar, desarrollar y perfeccionar comportamientos, habilidades y hábitos correctos ante cada acción del juego, y dejando un poco de lado el concepto ejercicio que de jóvenes nos obsesionaba.

Todos sabemos que el mismo ejercicio puede ser fantástico u pésimo según la edad, la calidad o la dinámica que establezcamos. Por eso, antes decía que entrenar se acaba convirtiendo en un arte, seleccionar el índice de dificultad que sea acorde con el grupo de jugadores y que facilite su mejora, compaginar el elemento competitivo o cooperativo que nos ayude a generar en nuestro equipo todas las sinergias necesarias para alcanzar el máximo rendimiento de todos los jugadores. Cada día estoy más convencido, que la calidad de las correcciones y el feedback que trasmita el entrenador, facilita la comprensión y la ejecución del jugador, esto sólo se puede conseguir dominando el arte de la comunicación, ya que la necesidad de establecer una comunicación facilitadora y madura entre jugador-entrenador se convierte en la pieza clave que facilita que todo ocurra según lo planeado.

Todos estos elementos y la observación experta del entrenador, para ante una dificultad, con un simple cambio, un matiz, una breve interrupción, provocar una solución y una reactivación del ejercicio serán vitales para realizar con calidad el noble arte de entrenar al baloncesto.

 

Rubén Domínguez Domínguez

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