El deportista, siempre el protagonista

Para contextualizar esta entrada empezaré contándoos que hace un par de años tuve la suerte de compartir con Fernando Romay una charla para padres organizada por la Federación Gallega de Baloncesto. Fernando dijo en esa ocasión algo que me pareció muy interesante: «La primera decisión importante que toma un niño en su vida es qué deporte va a hacer».

Posiblemente sea así, y esta decisión le hará sentir muy orgulloso y especial. Desde ese momento, el niño se enfrenta a una realidad que desconoce, que le va a generar expectativas, que le planteará retos y, sobre todo, necesidades. Todo este escenario está empujado por una ilusión, un deseo y una motivación que le predispone positivamente a aprender y mejorar.

Para poder sacar lo mejor de alguien, debemos creer que lo mejor existe. Gallwey, T.

Los entrenadores tenemos una oportunidad única de contribuir a desarrollar y potenciar todos estos aspectos con nuestra labor. Cuando comienzas a entrenar es posible que no seamos totalmente conscientes de ello, tal vez con el paso del tiempo tomemos conciencia de esta gran oportunidad. Algunos lo aprenderemos por nosotros mismos, otros tendrán influencia de otros entrenadores o coordinadores. Lo importante, en mi opinión, es que nunca nos olvidemos de esto mientras nos dediquemos al noble y necesario arte de entrenar. La toma de conciencia como entrenador es básica.

Hace ya algunos años tuve la fortuna de reunirme con Sergio Scariolo tras su paso por el Real Madrid (sigo agradeciendo su hospitalidad y cercanía en aquella charla). El motivo de este encuentro era perfilar mi tesis doctoral y encaminarla a un tema de interés para el baloncesto, que contribuyese a desarrollar un conocimiento que pudiese ayudar a los entrenadores. De esta conversación, en una temporada de año sabático como entrenador, me sorprendió y me hizo pensar la importancia que Sergio dio a pararse a reflexionar en nuestra labor como entrenadores. Comentaba que el día a día nos arrastra, que a veces ponemos el automático en esas rutinas establecidas que hemos aprendido para desarrollar nuestro oficio; que el exceso de tareas, viajes, entrenamientos… nos deja muy poco tiempo para cuestionarnos y reflexionar sobre aquello que hacemos cada día. Que él en aquel momento estaba aprovechando ese año de descanso para cuestionarse todo lo que hacia.

Años después, me encontré con el coaching deportivo, me formé y busqué la manera de integrarlo y desarrollar la potencia de esta herramienta en el entrenamiento, sobre todo en el trabajo con el deportista para potenciar su reflexión. Ese niño que tomó la decisión de jugar a un deporte, luego se encuentra una realidad que muchas veces condiciona su capacidad de tomar decisiones por sí mismo; entrenadores que dirigen toda su actividad; padres que opinan y aconsejan; directivos que esperan de ellos un rendimiento… Ese niño comienza a acostumbrarse a hacer lo que le piden y dejarse guiar, lo cual siempre ha sido más fácil que tomar decisiones.

El uso de coaching nos permite centrarnos en el deportista y ayudarle a reflexionar y desarrollar el conocimiento que tiene de sí mismo. A través de esta herramienta, podremos potenciar su rendimiento, lograr que se ponga objetivos propios donde el entrenador sea colaborador de su consecución, y que tome las riendas de sus decisiones en el camino de su deporte. El deportista debería ser siempre el protagonista.

Gallwey dio con la esencia del coaching. El coaching consiste en liberar el potencial de las personas, para que puedan llevar su rendimiento al máximo. Consiste en ayudarles aprender en lugar de enseñarles. (Timothy Gallwey, Inner Game of Tennis.)

Recientemente, en una video conferencia en la que participé reflexionaba sobre la realidad que vive el deportista «El Coaching para Mejorar como Entrenador»

¿Qué ganamos los entrenadores desarrollando ese autoconocimiento del deportista que es fruto de esa reflexión? Estoy convencido de que, a la vez que ellos se conocen mejor a sí mismos, los entrenadores ganamos perspectiva de la realidad, que nos ayuda a modificar y adaptar nuestras expectativas sobre los deportistas. Y esta adaptación nos ayudará a gestionar mejor los recursos de los deportistas, a acercarnos a ellos y sacar lo mejor que tienen. Además, lo más importante es que nos pone frente a oportunidades reales de desempeñar bien nuestro trabajo, poniendo en valor al deportista.

Dos principios claves del coaching: conciencia y responsabilidad personal. Gallwey, T.

Esa oportunidad que tenemos con el niño que comienza se repite al principio de cada pretemporada, cuando el deseo, la ilusión y la motivación del deportista están intactos. Que la aprovechemos depende de continuar formándonos y reflexionando todas las temporadas, todos los meses, todas las semanas e incluso a diario sobre qué es lo mejor para cada uno de nuestros deportistas.

Estoy convencido de que será lo mejor para nuestros equipos, y por supuesto para el ejemplar desempeño de nuestro oficio.

Rubén Domínguez

Entrenador de baloncesto, psicólogo y coach deportivo

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