La Bomba y la Historia

Que alguien cree algo en cualquier ámbito de la vida es genial, cuando lo haces para solucionar una dificultad que atormenta a multitud de jugadores de baloncesto (que les hagan un tapón) es además innovación, aportar un nuevo recurso técnico al juego es vital y más cuando permite a los jugadores más pequeños enfrentarse a las torres que les esperan cerca del aro relamiéndose ante la posibilidad de ponerles un tapón a esos seres diminutos que les insultan con su atrevimiento.

La Bomba ha sido un jugador que ha marcado una época del baloncesto español, posiblemente sea el jugador más querido y el más odiado, incluso el más querido por todos cuando jugaba con la selección nacional. Su llegada a este deporte ha permitido abrir la creatividad y la frescura en el trabajo de los entrenadores, que hemos girado en parte nuestra rigidez técnica y comenzado a construir jugadores más intuitivos y creativos dentro del rigor y la disciplina que, en cierto modo, asfixiaban esa toma de decisiones y esa creatividad.

Desde la irrupción de este jugador especial han aparecido otros que le siguen la estela y que en distintas generaciones nos han hecho disfrutar de multitud de éxitos de nuestro baloncesto en todas las categorías masculinas y femeninas. Gracias, Juan Carlos, por permitirnos vislumbrar un futuro diferente, por ayudarnos a dejar de tener miedo de los monstruos y los ídolos convirtiéndolos en mortales.

En las redes sociales estos últimos días se habla mucho de la forma de despedir a un icono: tal vez el Barça en su escudo debería incluir la sombra de una bomba de Navarro, por todo lo que él le ha dado al Barça, de la misma forma que el Barça le ha dado a él. Fuera de la discusión de como hubiese sido correcto o no despedir a un jugador de su talla, quiero aprovechar esta situación para enlazar con la Historia de nuestro baloncesto, con la importancia que tiene recordarla, ponerla en valor y sentirse orgullosos de ella.

Los clubes y las ligas comenten la torpeza, desde mi humilde opinión, de enterrar de una manera rápida las figuras del pasado, los hitos significativos, centrándose sólo en el presente y perdiendo de esta forma una parte importante de su identidad, cuando es precisamente esa identidad la que provoca que los seguidores, los espectadores y los suporters sigan a los clubes de una forma ferviente y comprometida.

En 2007, durante mi estancia en el C.B. Breogán de Lugo, se planteó la posibilidad de recordar y reconocer a las personas que habían sido parte significativa de la historia de este club. Esta idea vagó por los despachos hasta que se materializó hace un año y medio aproximadamente, contribuyendo a llenar el pabellón en la mayoría de los partidos de play-off de ascenso de las últimas temporadas. Retomando la identidad de una ciudad que dormitaba en el pasado, pero sin acordarse realmente de poner en valor ese pasado, sino sólo añorándolo. Esta temporada han conseguido el ascenso, fue reconfortante vivirlo en directo, ver tanta gente en el pazo y disfrutando. La Historia enorgullece los clubes y las instituciones, las personas que formaron parte significativa de ella deben ser reconocidos y respetados por lo que aportaron, los deportistas se sienten en un lugar diferente y están dispuestos a un plus cuando entienden donde están, lo importante que es y cuál es la identidad de su club.

Recordar y poner en valor esta Historia hace que todos los elementos implicados  empujen el proyecto y vayan en la misma dirección hacia sus objetivos. Tarde lo que tarde, lo buscan y lo persiguen.

El ejemplo del Breogán es sólo uno. La NBA vende como nadie sus estrellas, recuerda a cada una de ellas, pone en valor lo retro, los jugadores de leyenda. Algunos clubes consiguen convertir la historia y el presente en un marca, una identidad que la gente quiere apoyar y de la que aspira a ser parte.

En el año de ese ascenso sustentado en el buen trabajo y la memoria histórica, se retira Juan Carlos Navarro «La Bomba» (barcelonés, con raíces lucenses), parte importante de la Historia del Baloncesto Español y del F.C. Barcelona. Estamos ante la oportunidad de que una leyenda de nuestro baloncesto aporte sentido, soporte y orgullo a las próximas generaciones de jugador@s de Baloncesto.

Desde este pequeño espacio de internet expresar mi admiración a la clase, el talento, la ambición e incluso la locura del jugador que nos ha hecho saltar en nuestros sillones, gritar y vanagloriarlo, y que acompañado de otros grandes jugadores han puesto al Baloncesto de nuestro país en las más altas cuotas alcanzadas en su Historia.

Gracias Juan Carlos por la primera y la última «BOMBA»

 

Rubén Domínguez

Entrenador de Baloncesto

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